miércoles, 14 de abril de 2010

EL MEJOR INVENTO DEL HOMBRE

El matemático Benoit Mandelbrot aseguró, hace un par de años, que el mejor invento del hombre era definitivamente la teoría del caos y no dudaría de su opinión si no fuera porque es el padre de la misma. La lista es extensa desde la invención de la rueda, la electricidad, la insulina, la imprenta, la radio, la computadora y el internet en nuestros días. Nadie duda del gran aporte, sin embargo creo que la importancia de una invención es proporcional al bienestar que pueda otorgar a la vida en el planeta.

No puedo dejar de restarles méritos a los miles de inventos más, así como a sus creadores. No obstante: ¿Qué tanto podría importar vencer la velocidad de la luz si la nave emplea un combustible que contamina?, ¿De qué sirve crear tantas redes de comunicación si nunca le dices “te amo” a tus seres queridos?, ¿Para qué necesitamos un celular si hemos olvidado escuchar? ¿Para qué?

Toda creación trae consigo una serie de perspectivas, un fin, una utilidad que depende exclusivamente del hombre. Por tanto toda invención es una herramienta que el buen o mal uso de la misma puede desencadenar en el hecho más atroz o superlativo que nos podamos imaginar.

Hace algunos años atrás un viejo amigo me contó que en una feria de inventos observaría por primera y única vez un “lavatorio a pedal”, me explicó que la salida del agua no era accionada por ningún tipo de llave alrededor, en la base del lavadero se encontraba un pedal que al ser presionado (con el pie) permitía la salida del agua y evitaba el desperdicio de la misma como nos ocurre a diario. “Algo tan simple y brillante a la vez” me dijo entusiasmado.

Por estos días encontramos en muchos lugares, sobre todo en centros comerciales, caños que se activan con sensores infrarrojos y por supuesto que contribuyen con el ahorro del agua, un recurso que en la actualidad es cada vez menos abundante y que un futuro no muy lejano puede ser tan escaso como un lavatorio a pedal.

No cabe duda de esto, el último informe de Las Naciones Unidas señala que antes de 15años, 290 millones de personas que viven en los países costeros tendrán limitado el acceso al agua, lo que produciría conflictos sociales y territoriales de consecuencias incalculables.

Entre Bolivia y Perú ambos poseen más del 90% de glaciares tropicales del mundo y a la vez han perdido cerca de una tercera parte de sus superficies entre 1970 y el 2006, lo que a simple vista vislumbra un panorama desalentador. Que podemos decir de Lima, la ciudad con mayor cantidad de habitantes en el país con casi 9 millones personas, que de no ser alimentada por los glaciares sería un auténtico desierto.

http://www.youtube.com/watch?v=c5cljx0HbUA&feature=related

Ese espíritu innovador del ser humano, de amplitud inimaginable es capaz de transgredir los parámetros establecidos y por ello me pregunto: ¿Por qué no para bien?, ¿Por qué no para ocuparnos de necesidades trascendentales como es la conservación del planeta o el cuidado del agua? La versión del nuevo iPad puede esperar.

Para conseguir la conservación del agua podemos partir de ideas simples, cotidianas como usar un vaso para lavarnos los dientes, o cerrar la llave cuando nos jabonamos las manos y porque no, construir nuestro propio “lavatorio a pedal”.